sábado, 11 de junio de 2011

CAPITULO 27: Quítate la ropa




Justin: tranquila –sacó su móvil- sigamos las huellas que dejamos antes, ves, de algo sirve el barro –empezamos a seguirlas, cuando se vio un destello amarillo unos 50 metros mas allá

Cogí su móvil, le agarré de la mano y eché a correr todo lo que mis piernas me permitían, pero el destello nos seguía.

Carla: Justin, vamos a morir –no se como podía hablarle, porque tenía un nudo en el estómago que me estaba impidiendo hasta correr
Justin: ¿quieres no dramatizar?
Carla: nos sigue una cosa amarilla, ¿Qué quieres que haga?
Justin: -parándose en seco- Primero, quiero que te calmes
Carla: -parando por el impulso- Bien, ya estoy calmada, ¿Y ahora, quieres que me sazone o me tire por encima algún tipo de salsa para la satisfacción de lo que quiera que esté ahí esperando a comerme?
Justin: Lo que está ahí esperando para comerte, soy yo, de primeras. De segundas, hemos perdido el rastro de las huellas
Carla: no, mira –alumbré el suelo con el móvil, notando que el destello amarillo se acercaba, pero no había rastro de ninguna pisada.

 Miré al cielo. Estaba cubierto por un manto de estrellas, y unos metros por encima de nuestras cabezas, por unos cuantos pinos. Nos habíamos adentrado en el bosque, y estábamos perdidos, genial

Justin: Vale, hay que volver sobre nuestros propios pasos

 Y eso es lo que hicimos, pero yo cada vez estaba peor, porque me encontraba mal, no podría andar mucho más, estaba muerta de miedo porque cada vez que me giraba veía el maldito destello detrás de mí y por donde estábamos andando no había rastro de ninguna luz artificial desprendida por las farolas de la calle.

 Justin: mira, ¿ves esto? Aquí nos caímos, así que no queda mucho para salir –le cogí con fuerza de la mano y pasados 10 minutos empecé a ver destellos de las farolas.

 Una sonrisa me cruzó por toda la cara, pero se me borró al notar algo entre los tobillos. Bajé muy lentamente la vista, y ahí estaba el destello amarillo, mirándome con dos grandes ojos y ronroneando.

 Suspiré todo lo profundo que pude y cogí al gato

Carla: Scrackels, que asco das a veces de verdad
Justin: ¿Qué dices?
Carla: el destello, era el gato de mi tía –salimos a la carretera
Justin: -acariciando al gato- este pequeñín te iba a comer, ¿no? –Asentí lentamente- Enana asustadiza –rió y me besó tierno, posando sus manos en mis caderas y pegándome a él

 Llegamos al chalet y antes de entrar nos fuimos al jardín para dejar allí los zapatos

Carla: Quítate la ropa
Justin: ¡Espera a que estemos dentro y con más calma!
Carla: No quiero sexo, quiero que te quites la ropa para que no me manches la casa de barro –se empezó a reír, se quitó la ropa, le mojé con la manguera y el empezó a dar saltos- ¿Me explicas que haces? ¿Es un ritual típico de Canadá?
Justin: Esta CONGELADA y hace FRIO, así que, quítate tu la ropa guapa –eso hice y al tirarme el agua… si, estaba más que congelada.

 Le dije que fuera a la ducha mientras yo recogía la ropa y eso hizo. Metí todo en la lavadora y me fui a duchar con él.

 Estábamos quitándonos los restos de barro del pelo a conciencia el uno al otro, y limpiando las zonas a las cuales no llegábamos

Carla: -mirando el agua- Mira todo lo que ha salido de mi pelo, eres un cerdo
Justin: Ah, ¿encima yo?
Carla: Tú me restregaste el barro, ¿no es así?
Justin: ¿Quién fabricó la tableta de chocolate?
Carla: Tú, yo solo le di color –sonreí y él sonrió también- Te he echado tanto de menos –rocé mis labios con los suyos
Justin: Lo se, yo a ti también, se me han hecho insoportables los últimos 4 meses –le iba a replicar, por las fotos que vi, pero no quería cagar el momento, así que simplemente le bese.
 Fue un beso sincero, lleno de culpa, pero también de amor y él me correspondía.

 Llegó un momento en que hacía más caso a su cuerpo que a la ducha, y nuestros suspiros se mezclaban con el vapor que habíamos formado con el agua caliente, y cuando menos me lo esperé, le noté dentro de mí.

 Me agarré a sus caderas con fuerza y hundí las uñas en su espalda. Esta vez no había un plástico de por medio, y si sumamos el contacto del agua, el resultado es excitante.
 La pared estaba fría y me estremecía una y otra vez, pero Justin deducía que era por el placer y lo hacía cada vez más rápido hasta que se apoyó contra mi, exhausto, susurrándome una y otra vez lo mucho que me amaba.

 Nos envolvimos los dos en una toalla grande y subimos a lo que era nuestra habitación y allí nos quedamos, hasta el día siguiente a las 3 de la tarde, cuando Ryan y Marina nos despertaron de un grito

Carla: Estábamos felices durmiendo
Ryan: esto es más importante que dormir –abrió la ventana, dejándome ver el panorama que había fuera.

Justin: no puede ser…


¡CONTINUARÁ!

COMENTAAAAAAD PORFAPLIS..

PD:  Pepe pecas pica papas con un pico con un pico pica papas pepe pecas.

MUCHLOVE!

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